Por David Alomoto
En Reyes de Copas, Franklin Salas contó una anécdota de Paúl Ambrosi. Y es que en Tulcán, las hinchas asediaron al ex lateral izquierdo de LDU y una de las chicas le pidió un beso. Ambrosi no accedió y en medio de la trifulca, el chófer del bus estaba pendiente y no miró la calle por la que iban, por lo que terminó estrellándose con una casa.
En el programa "Los Reyes de Copas", el exfutbolista Franklin Salas nos regaló una divertida y a la vez insólita anécdota protagonizada por su excompañero en Liga de Quito, Paúl Ambrosi. La historia, que ha generado risas y comentarios entre los aficionados al fútbol ecuatoriano, ocurrió en la ciudad de Tulcán, donde Ambrosi fue víctima de una situación un tanto peculiar a causa de su popularidad.
Según el relato de Salas, durante una visita de Liga de Quito a Tulcán, Ambrosi se convirtió en el centro de atención de las hinchas locales. En medio del fervor de la afición, una joven seguidora se acercó al lateral izquierdo y, con mucha audacia, le pidió un beso. Ante la insistencia de la fanática, Ambrosi, tímido por naturaleza, declinó amablemente la petición.
Sin embargo, lo que parecía ser un simple rechazo desencadenó una serie de eventos inesperados. Mientras Ambrosi intentaba zafarse de la situación, el chófer del autobús en el que viajaba el equipo se distrajo al observar la escena. Perdido en la observación de lo que ocurría entre Ambrosi y la fanática, el conductor perdió el control del vehículo y terminó impactando contra una casa.
Un incidente que dejó huella
El incidente, aunque afortunadamente no dejó heridos de gravedad, se convirtió rápidamente en una anécdota que se transmitió de boca en boca entre los jugadores y el cuerpo técnico de Liga de Quito. La imagen de Ambrosi siendo asediado por las fanáticas, mientras el autobús se estrellaba contra una casa, se grabó en la memoria de todos los presentes.
"Fue un momento muy divertido, pero también un poco caótico", recordó Salas entre risas. "Ambrosi estaba muy avergonzado y el chófer, por supuesto, se sentía muy mal por el accidente. Pero al final, todos nos reímos de la situación".
La popularidad de un ídolo
La anécdota de Ambrosi en Tulcán es un claro ejemplo de la gran popularidad que gozaban los jugadores de Liga de Quito en aquella época. Los hinchas universitarios siempre han sido muy apasionados y entregados a su equipo, y los jugadores eran considerados verdaderos héroes.
Sin embargo, esta misma pasión a veces podía llevar a situaciones extremas, como la ocurrida con Ambrosi. La presión de los fanáticos, sumada a la juventud y la inexperiencia de algunos jugadores, podía generar situaciones tensas y hasta peligrosas.
Un aprendizaje para todos
El incidente en Tulcán sirvió como una lección para todos los involucrados. Por un lado, demostró la importancia de mantener la concentración en todo momento, incluso en situaciones que puedan parecer triviales. Por otro lado, puso de manifiesto la necesidad de establecer límites claros entre los jugadores y los aficionados, para evitar situaciones incómodas y potencialmente peligrosas.
Un legado que perdura
La anécdota de Ambrosi en Tulcán se ha convertido en una leyenda dentro del mundo del fútbol ecuatoriano. Es una historia que se cuenta de generación en generación, y que sirve para recordar la pasión y el fervor con el que se vive el fútbol en nuestro país.
Más allá de lo anecdótico, esta historia nos habla de la relación entre los jugadores y los aficionados, una relación que a menudo es compleja y llena de matices. Los jugadores son ídolos, pero también son personas con sus propias vidas y sus propios problemas. Y los aficionados, aunque siempre buscan la cercanía con sus ídolos, deben ser conscientes de los límites y respetar la privacidad de los jugadores.
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