Por Mateo Garzón
Ángel Cheme, en el programa de Reyes de Copas, de El Futbolero, confesó que la familia Chila lo amenazó por su segunda identidad. Justo esto pasó cuando jugaba en Liga de Quito y casi llega al América, pero por esto nunca migró. Los Chila le pedían $40 mil para no revelar su verdadera identidad y arruinarle la carrera por ser Cheme y no Gonzalo Chila.
La historia de Ángel Cheme, quien se hizo pasar por Gonzalo Chila durante gran parte de su carrera futbolística, sigue generando repercusiones y revelaciones impactantes. En su reciente aparición en el programa "Reyes de Copas" de El Futbolero, Cheme confesó haber sido víctima de amenazas y extorsión por parte de la familia Chila, quienes lo presionaban para que les entregara una fuerte suma de dinero a cambio de no revelar su verdadera identidad. Estas amenazas, según relató Cheme, se intensificaron durante su etapa en Liga de Quito, justo en un momento en el que se vislumbraba la posibilidad de un traspaso al América de México, una oportunidad que finalmente se vio truncada por esta situación.
La confesión de Cheme pinta un panorama oscuro sobre las consecuencias de la suplantación de identidad en el fútbol. Lo que comenzó como una estrategia para acceder a una oportunidad en Aucas se convirtió en una pesadilla que lo persiguió durante años y que incluso puso en riesgo su integridad.
Ángel Cheme reveló en "Reyes de Copas" que la familia Chila, consciente de la suplantación de identidad, comenzó a extorsionarlo con el fin de obtener beneficios económicos. Las amenazas se intensificaron durante su etapa en Liga de Quito, un momento en el que su carrera estaba en ascenso y se perfilaba como una figura importante del fútbol ecuatoriano.
Según su testimonio, la familia Chila le exigía la suma de $40,000 dólares para guardar silencio y no revelar su verdadera identidad. Esta extorsión generó una gran presión en Cheme, quien se vio atrapado en una situación delicada que amenazaba con arruinar su carrera.
Uno de los momentos más impactantes del relato de Cheme fue la confirmación de que estuvo cerca de fichar por el América de México. Sin embargo, las amenazas y la extorsión por parte de la familia Chila truncaron esta importante oportunidad.
El temor a que se revelara su verdadera identidad y las consecuencias legales y deportivas que esto acarrearía impidieron que se concretara el traspaso al club mexicano. Esta revelación muestra el alto costo que tuvo para Cheme la decisión de suplantar su identidad.
Un aspecto que también se abordó en la entrevista es el conocimiento que tenía Liga de Quito sobre la situación de Cheme. Si bien no se dieron detalles precisos, se insinuó que el club estaba al tanto de la problemática, aunque no se tomaron medidas concretas para proteger al jugador.
Esta situación genera interrogantes sobre la responsabilidad de los clubes en la verificación de la documentación de sus jugadores y en la protección de su integridad.
Las amenazas y la extorsión por parte de la familia Chila tuvieron un fuerte impacto psicológico en Ángel Cheme. El jugador vivió momentos de angustia y temor, consciente de que su secreto podía salir a la luz en cualquier momento y arruinar su carrera.
Esta situación afectó su rendimiento deportivo y su vida personal, generando un estrés constante que lo acompañó durante años.
El caso de Ángel Cheme sirve como una dura lección para el fútbol ecuatoriano. Pone en evidencia la necesidad de fortalecer los controles en la verificación de la identidad de los jugadores y de implementar mecanismos de protección para evitar situaciones de extorsión y amenazas.
Asimismo, destaca la importancia de brindar apoyo psicológico a los jugadores que se ven involucrados en este tipo de situaciones.
La confesión de Ángel Cheme sobre las amenazas y la extorsión por parte de la familia Chila añade un nuevo capítulo a una historia que ha marcado el fútbol ecuatoriano. La revelación de que este chantaje truncó su posible traspaso al América de México muestra el alto costo que tuvo para el jugador la decisión de suplantar su identidad.
Este caso debe servir como un llamado de atención para las autoridades del fútbol ecuatoriano y para los clubes, quienes deben tomar medidas para prevenir este tipo de situaciones y proteger la integridad de los jugadores. La historia de Cheme es un recordatorio de que la honestidad y la transparencia son valores fundamentales en el deporte y en la vida.
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