Por Diego Mendoza
Se jugó una edición más del Clásico del Astillero y Barcelona recibía a Emelec con la consigna de ganar para alejarse de sus seguidores más cercanos y hacerse con la primera etapa de la Liga Pro. Cómo era de esperarse el primer tiempo estuvo lleno de muchas polémicas.
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El partido se calentó más de la cuenta debido a que el árbitro Guillermo Guerrero dejó pegar más de la cuenta. Incluso Sebastián Rodríguez le pegó un planchaso a Adonis Preciado. La jugada ameritaba roja, Guerrero fue llamado por el VAR, sin embargo, a pesar de que era roja decidió no expulsar a Rodríguez.
Lo que llamó la atención es que desde el banco de suplentes Damián Díaz gritaba desesperado a Bruno Piñatares que coja el balón para que no se juegue porque el árbitro debía sacar roja. Díaz sabía que era una potencial expulsión y si se jugaba ya no había esa oportunidad.
El árbitro no estuvo fino, y se dejó llevar por la presión del partido. Los jugadores se le fueron encima e incluso su decisión puede interferir directamente en el partido. Restan 45 minutos para saber quién se queda con el Clásico del Astillero de esta edición en el estadio Monumental.
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