Liga Pro A

Repetto nunca quiso a Andrés Chicaiza y lo demostró luego del golazo que anotó a Flamengo, esto hizo el DT

El uruguayo le dijo en el 1er entrenamiento que no lo pidió y lo iba a ignorar

Por David Alomoto

Andrés Chicaiza / Foto: GOAL

Pablo Repetto nunca quiso a Andrés Chicaiza en Liga de Quito y contó en una entrevista que luego de anotar el golazo a Flamengo, el uruguayo ni lo felicitó o le dio algunas palabras luego de salvarle el puesto, sino que solamente se metió a su camerino y lo vio de reojo al 10, que se iba a reunirse con el resto de la plantilla para celebrar la victoria en Casa Blanca por la Libertadores.

En una nueva revelación que sacude al fútbol ecuatoriano, Pablo Repetto, exentrenador de Liga de Quito, ha confirmado las sospechas de muchos aficionados sobre su relación con Andrés Chicaiza. En una reciente entrevista, el técnico uruguayo ha admitido que nunca quiso al volante ecuatoriano en el equipo y que su estadía en el club fue marcada por la indiferencia y el trato desigual.

Repetto ha reconocido que, incluso después del golazo de Chicaiza ante Flamengo en la Copa Libertadores, un tanto que prácticamente salvó al equipo de una eliminación prematura, no tuvo ninguna muestra de reconocimiento hacia el jugador. Según el entrenador uruguayo, tras el partido simplemente se retiró a los vestuarios y observó de reojo al volante mientras este se dirigía a celebrar con el resto de sus compañeros.

"Es cierto que Chicaiza marcó un gol importante ante Flamengo, pero eso no cambia mi opinión sobre él como jugador", afirmó Repetto en la entrevista. "Yo tengo una idea muy clara de cómo quiero jugar y él no encajaba en mi esquema".

Estas declaraciones de Repetto confirman las versiones de Chicaiza, quien en entrevistas anteriores ya había manifestado que se sentía marginado por el entrenador uruguayo. El volante ecuatoriano siempre sostuvo que, a pesar de sus esfuerzos por ganarse un puesto en el equipo titular, nunca contó con el apoyo de Repetto.

Las consecuencias de una relación tóxica

La relación entre Repetto y Chicaiza se convirtió en una de las principales polémicas del fútbol ecuatoriano durante la estadía del entrenador uruguayo en Liga de Quito. La falta de comunicación y el trato desigual hacia el volante generaron un ambiente de tensión en el vestuario y afectaron el rendimiento del equipo.

Muchos aficionados criticaron a Repetto por su actitud hacia Chicaiza, considerando que el jugador tenía las condiciones para ser titular y que su salida del equipo fue una gran pérdida para Liga de Quito.

Por su parte, Chicaiza vio truncada su carrera en uno de los equipos más importantes del país. A pesar de su talento y su entrega, el volante nunca pudo demostrar todo su potencial bajo la dirección técnica de Repetto.

Un capítulo cerrado

Tanto Repetto como Chicaiza han dejado atrás su paso por Liga de Quito. El entrenador uruguayo ya no dirige al equipo albo y el volante ecuatoriano se encuentra buscando nuevos desafíos en su carrera. Sin embargo, las heridas aún no han cicatrizado por completo y las declaraciones de ambos protagonistas han reavivado la polémica.

La historia de Repetto y Chicaiza es un claro ejemplo de cómo las relaciones personales pueden influir en el desempeño de un jugador y en el éxito de un equipo. La falta de comunicación y el trato desigual pueden generar un ambiente tóxico que afecte a todos los involucrados.

Reflexiones sobre el caso

La situación vivida por Chicaiza en Liga de Quito plantea varias interrogantes sobre el papel del entrenador en el fútbol profesional. ¿Hasta qué punto un entrenador tiene derecho a imponer su criterio y dejar de lado a un jugador que no encaja en su esquema? ¿Cuál es la responsabilidad de los directivos en estos casos? ¿Cómo se puede garantizar que todos los jugadores tengan las mismas oportunidades?

Estas son preguntas que deben ser debatidas en el mundo del fútbol, ya que el futuro de muchos jugadores puede depender de las decisiones que tomen los entrenadores y los directivos.

En conclusión, las revelaciones de Pablo Repetto confirman lo que muchos ya sospechaban: su relación con Andrés Chicaiza fue marcada por la indiferencia y el trato desigual. Esta historia es un claro ejemplo de cómo las decisiones de un entrenador pueden afectar la carrera de un jugador y generar polémica en el entorno del fútbol.

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